CRIADERO

Con este proyecto se persigue el restablecimiento de las poblaciones de liebre ibérica en la comunidad autónoma de Andalucía

DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT

Su hábitat general lo constituyen campos abiertos, encontrándose en terrenos agrícolas diversos como cultivos de cereal, viñedos, prados, campos de alfalfa y otras leguminosas, olivares y plantaciones de frutales. Los pastizales, tanto las superficies artificiales de pasto para el ganado, como las formaciones naturales intercaladas entre la vegetación arbustiva y arbórea, son zonas de gran interés para la liebre. También se puede ver en matorrales diversos como brezos, jaras o enebros, entre otros, que utiliza como refugio.


La liebre tiene un perfecto conocimiento del territorio donde habita, teniendo localizados en todo momento los perdederos y escondites. La creación de perdederos artificiales donde no los había son rápidamente asimilados y los utilizará en su estrategia de huida.

DINÁMICA POBLACIONAL Y COMPORTAMIENTO

La liebre es un animal de hábitos nocturnos, realizando durante la noche sus desplazamientos más significativos, siendo también el momento en que se alimenta y se aparea. Durante el día la liebre está “encamada”, patrón de comportamiento que consiste en permanecer tumbada sobre el suelo o en un pequeño agujero hecho por ella misma, buscando el mayor mimetismo posible con el entorno. En esta actitud pasa la mayor parte del día y sólo se levanta si nota alguna perturbación muy cerca, de lo contrario, prefiere pasar desapercibida.


Para acudir a su encame, la liebre recurre a tácticas muy curiosas de despiste, realizando varios rodeos y saltos laterales para cambiar de senda. De esta manera obliga a pasar a sus depredadores cerca antes de que puedan localizarla y puede emprender la huida a tiempo.

No existe mucha información acerca de áreas de campeo y densidad territorial de liebre ibérica, algo que no ocurre con su homónima europea. En ésta última se dan datos de zonas ocupadas por liebre de entre 20 y más de 300 hectáreas.

Al contrario de lo que comúnmente se piensa, las liebres no son animales solitarios, y cuando la densidad de animales es lo suficientemente alta, incluso pueden comer en grupos, con la ventaja que supone frente a los depredadores el aumento del tiempo total de vigilancia del grupo, pero con un menor tiempo de vigilancia individual. En estos grupos se establece una jerarquía social, que guarda relación con el tamaño de los animales, y que permite a los individuos dominantes obtener ventajas en cuanto a zonas de alimento sobre los subordinados. Los primeros se imponen sobre los segundos con patrones disuasorios de amenazas; sin embargo no se han descrito luchas por la comida.


En época de celo se pueden producir luchas entre machos por conseguir aparearse con una hembra, sin embargo no se han descrito enfrentamientos por la defensa de un determinado territorio. Sí se han observado agresiones, incluso mortales, cuando se mantienen animales en espacios de terreno excesivamente pequeños.

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